viernes, 2 de noviembre de 2012

El Pájaro de Fuego






  Ballet en un acto y dos cuadros. Coreografía y libreto de Mikhail Fokine, Música de Igor Stravinsky.

 Se estrenó el 25 de junio de 1910 en el Teatro de la Ópera de París por los Ballets Rusos de Diaghilev, con Fokine y Karsavina como pareja protagonista. Escenografía de Alexandre Golovine, Vestuario de Leon Bakst.

  El libreto es un compendio de varios cuentos, leyendas populares rusos - El zarevich Iván y el lobo gris, Kaschéi el Inmortal y El pájaro de fuego. 




Argumento

Cuadro I. Crepúsculo en el jardín encantado del mago Kastchey. 

  El joven príncipe Ivan Tsarevich que, mientras está cazando, descubre al Pájaro de fuego que atraído por unas manzanas de oro, va de árbol en árbol. El joven le persigue. Salta el muro del jardin y se esconde tras un árbol mientras le espía, tras varios intentos consigue cazarle. El pájaro lucha y se resiste y finalmente consigue que Ivan le deje libre tras entregarle una pluma. Con ella, podrá invocar la ayuda del pájaro de fuego en el momento que lo necesite. 
   Al amanecer, se encuentra ante un enorme castillo, del cual salen trece hermosas princesas a jugar con las manzanas de oro. Por estas se entera de que está en los dominios del mago Karschey, que las tiene cautivas bajo un encantamiento. Los caballeros que han tratado de rescatarlas han sido convertidos en estatuas de piedra. Baile de las princesas (Khorodov).
  Ivan, pese a las advertencias, las sigue y se acerca al castillo. Tras romper la verja, entra en el reino del mago. De repente criados, esclavos y monstruos irrumpen en le jardín. Cuando llega Kastchey quiere convertirlo en estatua de piedra, pero en ese momento éste saca la pluma e invoca al pájaro de fuego. Este aparece y arrastra al mago y sus secuaces a una diabólica danza hasta que caen exhaustos. Entonces le señala a Iván la arqueta donde el mago guarda el gran huevo blanco que contiene sus poderes e inmortalidad. Ivan abre la caja de metal y levanta entre sus manos el huevo, justo antes de romperlo contra el suelo y así conseguir la muerte del brujo. 

Cuadro II.

  Con la muerte del mago terminan todos los maleficios y los sirvientes y seguidores que se encontraban en el castillo bajo su control son liberados de las invisibles cadenas que les ataban. A la celebración del desenlace final también se unen las princesas, y ahora Ivan Tsarevich y la bella Tsarevna pueden unirse en matrimonio. 





Stravinsky y El Pájaro de fuego.

  Para la música se pensó en principio en Antón Liadov, alumno de Rimsky-Korsakov (1844-1908), pero declinó la oferta. Entonces Diaghilev acudió a Stravinsky, también alumno de Rimsky-Korsakov, al que conocía, el virtuosismo instrumental puesto de manifiesto en sus obras Scherzo fantástico y Fuegos de artificio le habían llevado ya a solicitar su colaboración en la orquestación del Nocturno en La bemol mayor y del Vals brillante en Mi bemol mayor de Chopin para Las Sílfides. 

  El ballet consta de 19 números a partir de los cuales el autor elaboró tres suites orquestales, en 1911, 1919 y 1945. Estas suites se ejecutan con mucha mas frecuencia que la partitura completa del ballet. Quizá es la última obra de Stravinsky que todavía de puede ubicar en el Romanticismo tardío. 

   Según el propio compositor se perciben los modelos de Rimsky-Korsakov en la armonía y en su tratamiento de la orquesta; y de Tchaikovsky, estilísticamente. 

   La secuencia sinfónica del ballet se abre con la descripción del jardín fantástico, un pasaje lleno de misterio al que sigue la danza del Pájaro de Fuego, de notable audacia rítmica. El segundo bloque comprende la Ronda de las Princesas, una encantadora danza popular con dos temas muy melódicos. La Danza Infernal es el movimiento de mayor efecto y destaca la originalidad de los rítmos y timbres. Cuando la danza ha alcanzado su clímax, cesa el estruendo para dar paso a una canción de cuna (entonada por el fagot) que representa el momento en que el Pájaro de fuego adormece a los monstruosos súbditos de Kastchei.
  Poco a poco, la escena se transforma. Desaparece el jardín mágico y los cautivos recobran la libertad. Un expresivo solo de la trompa anuncia el amanecer, que se despliega con parsimonia sobre una orquesta resplandeciente. Al final, la alegría es general y el poderoso clímax sonoro refleja la felicidad de Ivan y la hermosa princesa. (Gonzalo Badenes. "Programa de mano". Rivera Editores). 


  
 Vienna Philarmonic. Director : Valery Gergiev. Salzburg Festival 2000. 

  Si en el siglo XIX de la alianza Tchaikovsky-Petipa- Ballet Imperial de Moscú nacieron ballets tan famosos como El lago de los cisnes, El Cascanueces y la Bella Durmiente, a principios del siglo XX, de la alianza Stravinsky-Fokine-Ballets Rusos de Diaghilev, surgieron nuevos ballets como El Pájaro de fuego, Petrushka (1911) y La Consagración de la primavera (1913), espectáculos atrevidos e innovadores que todavía hoy forman parte del repertorio clásico y con los que se reinventó el género. 


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